Oscar Urizar: "No me agobia el futuro"
- mariahuelgagomez
- 15 nov 2020
- 6 Min. de lectura
Oscar Urizar, (20) estudiante de Diseño de moda, Confección y Patronaje Industrial, decidió hace unos años encaminar su vida en torno a la moda, aunque conserva esa pasión desde que era pequeño. Con sus metas en la vida definidas y disfrutando del presente, confía plenamente en su potencial para algún día poder convertirse en un personaje importante en el mundo de la moda.

¿De dónde nace la decisión de enfocar tus estudios en el mundo de la moda?
De pequeño me gustaba mucho sentarme con mi abuela mientras que ella hacía punto o tejía. Me gustaba ver lo que creaba con sus manos, con su esencia. En parte, considero que me metí en este mundo por ella. Si mi abuela podía hacerlo, ¿Por qué yo no?. Es cierto que cuando me mudé aquí, pasé un primer año un poco malo, no conocía a nadie y me cohibía. Pero llegó un punto en el que pensé: “tengo que ser yo, y al que no le guste, que no mire”. Decidí, entonces, abrir un poco más la mente.
¿Has tenido dudas alguna vez?
Si, las he tenido, e incluso a día de hoy las sigo teniendo. Antes, por algunas razones, y ahora por otras. Por ejemplo, porque es un mundo muy difícil, muy competitivo. Pero lo importante es no rendirse. Al fin y al cabo, es mi sueño, y sé que voy a tener trabajo en el sector, lo que no sé, es en qué parte de él.
¿Cuál ha sido la trayectoria, hasta día de hoy, en tus estudios?
Primero cursé un grado medio de Corte y Confección en Bilbao. A día de hoy, estoy estudiando un grado superior de Diseño de moda, Confección y Patronaje Industrial. Sin embargo, mi objetivo es la universidad. Pero para ello, no me basta únicamente con una buena nota. Se fijan también en tus redes sociales o en tu estilo. Tengo un amigo, por ejemplo, al que le costó entrar este año por no tener el Instagram actualizado. Además, la gente busca cuerpos perfectos.
¿Te parece superficial esta última idea?
Me parece denigrante. Hay mucha gente que tiene grandes ideas y es capaz de crear mucho contenido sin la necesidad de convertirse en expositor. Es decir, yo puedo ir un día en chándal, pero crearte una colección que se te vaya de las manos. No tiene nada que ver, pero desgraciadamente, no lo tienen en cuenta.
¿Qué significa para ti la moda?
La moda es mi válvula de escape. He soportado críticas e insultos, pero llegó un momento en el que reflexioné. Esas críticas podían o afectarme, o podía utilizarlas a mi favor. Es decir, que hablen, da igual si es para bien o para mal, pero que hablen. Es mi forma de expresión, de enfocar la vida desde otro punto de vista, de arriesgar. No quiero ser igual que todos si puedo ser diferente.
Entonces, ¿dirías que tu estilo refleja tu personalidad?
Aunque a día de hoy no tenga un estilo definido, creo que la respuesta es que sí. Un día puedo vestir de urbano, y otro puedo ir de high class. Todo gira en torno a cómo me levante, a las sensaciones que tenga en el cuerpo…Considero que tengo muchos estilos en uno. Me gusta mucho el afroamericano, el de los barrios bajos de Estados Unidos. Pero sobre todo, experimentar.
¿Dónde buscas la inspiración a la hora de vestir?
Muchas veces me guío por la música, me abre mucho la mente. Me despierto con música, y me acuesto con ella. Voy creando outfits con las sensaciones que me causa, abriendo el armario, cogiendo, probando…
También en la arquitectura. Relaciono la moda con el arte. El arte es algo que una persona crea, al igual que la moda. Por ejemplo, en Bermeo mismo, ha habido muchas veces en las que tomándome en una terraza un marianito, he enfocado a una casa y he pensado: “mañana voy a vestirme así”. Es cuestión de imaginación.
Y por último, en las redes sociales, revistas de moda, videos de desfiles, páginas webs… Si el día tiene 24 horas, 14 de ellas las paso relacionándome con el mundo de la moda. Para ir a clase, me pongo a leer un blog, por ejemplo. Pero no por obligación, sino porque me gusta. Eso es lo mejor, que la moda sea mi día a día.
¿Tienes algún referente o ejemplo a seguir?
Bastantes personas. Entre ellas, el difunto David Delfín. Me encantó su trayectoria. También me gusta mucho Coco Chanel, fue la evolución de la nada, hacia el todo. Es una señora que puso el tacón en el suelo y dijo: “aquí estoy yo”. Pero a la hora de sacar ideas para vestir o inspirarme, sobre todo me fijo en estadounidenses.
¿Has vivido alguna experiencia que te gustaría contar gracias a tus estudios?
Gracias al grado medio que cursé, tuve la oportunidad de viajar de Erasmus a Milán. Fui a una multiempresa en la que trabajaban con muchas firmas como Burberry o Prada. Estuve un mes en el taller, donde me di cuenta de que la moda miente un montón. Además, los trabajadores trabajaban 12 horas al día sin parar. Estaban totalmente explotados.
El segundo mes lo pasé con los diseñadores. Fue muy divertido. Ya no era el chico de prácticas, era uno más. Si ellos iban a un desfile, yo me iba con ellos, si les regalaban una camiseta por una colaboración, a mí también me llegaba… Ese mes lo considero probablemente, como el mejor de mi vida.
¿Qué es lo que más te ha aportado ese viaje?
El enfocar desde otra perspectiva el mundo. Es muy bonito decir “soy diseñador”. Es guay dibujar, pintar, crear...Pero antes de todo ello hay muchísimas cosas más, y sobre todo, mucho trabajo.
¿Has descubierto algo nuevo que quizá no sabías?
He descubierto que es un mundo muy cruel y muy injusto. La gente lucha todo el rato por sobresalir, por ser el mejor. Hay mucha rivalidad, es muy egoísta. Pero al fin y al cabo, estamos todos por un mismo sueño. Además, es algo que también aprecio en clase. Por ejemplo, cuando coso un pantalón y alguna compañera ve que voy más avanzado que ella. Si yo le pongo un frunce a un lado, otra persona le pone dos. Hay mucha competencia.
Por otro lado, también considero que es un mundo castigado. Acudí a un desfile en el museo Guggenheim con mi centro. Nuestra labor consistía en preparar a las modelos. Una chica dijo que tenía hambre, pero que no podía comer porque no la dejaban. Me llamó mucho la atención. O, en el caso de otra mujer, el hecho de que tuviera que desfilar con un zapato que casi no le entraba. Volvió de la pasarela llorando del dolor.
Como estudiante de moda, ¿consideras que te dejas llevar por las modas?
Si. Es más, creo que en cierto modo, todos lo hacemos. Suelo comprar en tiendas convencionales como Inditex, pero mi mayor compra suele ser en tiendas de segunda mano. En ellas encuentro el detalle que me falta para mantener mi esencia con pequeños toques.
¿Cómo quieres encaminar tu carrera profesional?
Me gustaría mucho ser diseñador. El diseñador que hace, gestiona sus diseños, crea sus patrones, sus cortes… Obviamente con ayuda de su equipo. Quiero verme como alguien importante en el mundo de la moda. Y si no es como diseñador, pues que sea como influencia o como creador de contenido, pero siempre formando parte de algo que me guste. Y sobre todo, quiero levantarme de la cama con una sonrisa a la hora de ir a trabajar por el hecho de sentirme a gusto con lo que hago.
¿Cuáles crees que van a ser los mayores inconvenientes para lograr ese sueño?
Es muy difícil buscar inversores que confíen en tu proyecto. Tienes que ser muy bueno para hacerlo. Yo, personalmente, considero que puedo. La verdad es que no me agobia el futuro. Confío en mí, en que voy a conseguirlo, por eso vivo el presente. A día de hoy, intento esforzarme lo máximo posible y darlo todo. El “no” ya lo tenemos. Ahora, hay que ir a por el “sí”.
A día de hoy, ¿tienes algún proyecto en mente?
Si, estoy en proceso de abrir una página web de ropa, aunque es caro llevarlo a cabo, y más siendo un joven emprendedor. Voy a vender ropa que yo mismo personalice. Por ejemplo, cogiendo un pantalón, y haciéndolo único, en una talla única. O también con unas zapatillas. Elegirlas y después pintarlas yo mismo. Customizar, y ponerlo al público.
¿Puedes darnos algún consejo sobre las tendencias de este invierno?
En primer lugar, los chalecos. Hay que tenerlos ya en el armario, ¡es obligatorio!. A mi me gusta utilizar esta tendencia de diferentes formas.


Después, en cuanto a los colores, el marrón, el beige y el rojo. También la ropa plateada.


Junto a ello, los cuadros. En camisetas, pantalones… lo que sea.



Y por último los plumíferos y los flecos. Es algo que ya está escrito en las revistas.


Contacta con Oscar en @oscar_urizaar
Comments